jueves 29 de septiembre del 2022

Adolfo Martín: el honor de una estirpe

JOSEMI ARRUEGO

UN REPORTAJE DEL Nº27 DE LA REVISTA (T)ORO. CONSULTA REVISTA COMPLETA AQUÍ 
Madrid siempre fue el foco y la referencia de una divisa que ha honrado a un tiempo a la sangre Albaserrada y a la saga familiar que los rescató del ostracismo. Una mancuerna indisoluble desde el mismo día de su primer encuentro, en el ya lejano San Isidro del 98, indispensable a la hora de contar los últimos veinticinco años de toreo en esta plaza, su plaza, que se prepara para volver a acoger a los ‘adolfos’ en la próxima Feria de Otoño. Que la historia continue.   
 
El verano apura sus últimos días en Los Alijares, finca que se extiende al pie de la ladera de la sierra de Montánchez, dentro del término municipal de Escurial. Allí, al sur de la provincia de Cáceres, muy cerca de Miajadas, entre encinares, arbustos y matorrales, pastan los ‘albaserradas’ de Adolfo Martín. Los duros meses de sequía hacen mella en el paisaje, seco y arenoso, que va adquiriendo ese color ocre tan típico de la época en la que nos adentramos.

‘Necesitaríamos que lloviera ahora de cara al otoño, para que los acuíferos cogieran agua, y que los pantanos se llenaran para el próximo año. La gente de campo somos duros ante las adversidades, pero se nos está poniendo demasiado a prueba’, lamenta Adolfo Martín Escudero, titular de una vacada que aún se anuncia, como homenaje, a nombre de su padre.

Pero no es la sequía el único problema al que se enfrentan los criadores de bravo en estos tiempos. El ganadero oriundo de la sierra madrileña verbaliza la situación: ‘Vivimos una época muy complicada, por dos razones fundamentales: la primera, los costes que han tomado en materias primas que hay que administrar a los toros, los cereales transformados en pienso. Los gastos se han disparado, y si hace unos años el concentrado del toro estaba a cuarenta, hoy está a ochenta, y por supuesto, los piensos accesorios que comen las vacas, los becerros, los caballos… esta es la situación; uno de los sectores más damnificados ha sido este, que nadie lo dude’.

‘Y luego está el precio de los toros, que no remonta; las cifras que manejamos están por debajo de antes de la pandemia. Entonces vivimos momentos muy duros, se tuvo que sacrificar un gran número de machos que sobrepasaban la edad límite para ser lidiados... fue una época donde se sufrió mucho. Pero la situación que estamos viviendo actualmente me preocupa más. La situación en la que estamos inmersos es muy complicada’, expone Adolfo mientras se aproxima al cercado donde descansan los toros de esta divisa reseñados para la próxima Feria de Otoño. 
 

Tenía 11 toros reseñados para el 2 de octubre, al final es el número ideal que debes tener disponible para un compromiso de esta envergadura 

 
‘Es una corrida de Madrid, cinqueña, rematada, con cara. Hay once toros reseñados, que al final es el número ideal que debes tener disponible para lidiar una corrida para un compromiso de esta envergadura. Las Ventas es una plaza muy difícil, no me canso de repetirlo, por eso es la primera plaza del mundo. Pero tengo fe, y veremos a ver si hay suerte el día 2 de octubre’.

 

LAS VENTAS COMO PUNTO DE PARTIDA

 
Aunque su primera corrida se lidiara en la plaza francesa de Céret unos años antes, se puede decir que la historia ganadera de Adolfo Martín arranca en Madrid. No en vano, es en Las Ventas donde nuestro protagonista se hace aficionado, pues allí acude a ver toros desde que tiene uso de razón. 
 

No me pueden contar la historia de la plaza de toros de Madrid porque soy abonado desde hace setenta años 

 
‘A mí no me pueden contar la historia de la plaza de toros de Madrid porque soy abonado desde hace sesenta y tantos años. He sido testigo -rememora- de infinidad de anécdotas, como cuando Miguelín se tiró al ruedo en aquel toro de El Cordobés, por ejemplo. Momentos que hemos vivido los que hemos sido asiduos a la plaza de toda la vida. Conozco Las Ventas perfectamente, los distintos sectores de aficionados, cómo han ido cambiando, la gran afición que había en la sombra, que desgraciadamente se ha ido perdiendo... He tenido la suerte de vivir una época extraordinaria del toreo...’. 

‘Más adelante, debutamos como ganaderos, el día 31 de mayo de 1998, y desde ahí hemos lidiado siempre en Madrid. Ha habido corridas mejores y peores, pero creo que hemos tenido una trayectoria muy buena, tenemos ahí tres o cuatro vueltas al ruedo, cinco premios de San Isidro, las placas de El Batán, otra en el patio de arrastre de una corrida del año 2002... hemos echado grandísimos toros, aunque también hemos pegado petardos…’, reconoce.

Además del impacto de esa primera corrida lidiada en el San Isidro del 98, en los primeros años destaca el juego de dos toros que fueron premiados con la vuelta al ruedo en el arrastre: ‘Malagueño’, lidiado por Óscar Higares en el año 2000 y ‘Madroño’, que correspondió a Zotoluco dos años después. En medio, el fiasco de 2001, cuando Joselito, José Tomás y Abellán lidiaron una corrida célebre por la decisión del torero de Galapagar de no dar muerte al segundo de sus astados.   

Sin embargo, el toro que con más nitidez recuerda Adolfo de estos primeros años es el célebre ‘Mulillero’, lidiado por Luis Miguel Encabo en la Corrida Goyesca del 2 de mayo de 2006. ‘Fue un ejemplar impresionante... aquellos cuatro puyazos desde los medios... aunque luego se puso complicado, sino a lo mejor lo hubieran indultado. La gente se quedaba asombrada de la casta, del tercio de varas, también en banderillas... el toro fue bravo hasta para morir. Recuerdo cómo ya echado y sin poderse incorporar hacía por el banderillero que le quería apuntillar. No cabe duda que fue un toro difícil para los toreros, pero es un toro que marca una época en esta casa’, subraya su propietario.
 

DE TALAVANTE A ROCA REY

 
Después de 2001 hay cuatro toreros de los de arriba que deciden hacer un gesto y anunciarse en Madrid con esta ganadería. Por orden cronológico: Talavante, Fandiño, Perera y Castella. Adolfo Martín tiene un recuerdo para todos ellos: ‘Talavante, en 2008, mató una corrida que salió buena. No salió a hombros porque pinchó, pero hizo un faenón a un toro de nombre ‘Murciano’. Luego en 2012 Fandiño, el año que se consagra, pidió mi corrida en San Isidro. Fandiño fue un torero que apostó mucho por mi ganadería, y ese día estuvo tremendo con un toro, ‘Malagueño’, al que dio distancia y puso Madrid boca abajo. Fíjate que es un torero que ha cortado 13 o 14 orejas en Madrid y muchos aficionados me dicen que fue ese toro al que mejor ha toreado en esta plaza’.

Dos años después es Perera quien mata los cárdenos del hierro de la V en la primavera madrileña. Al extremeño le cabe el honor de ser el único torero que ha salido en hombros en Las Ventas con toros de esta vacada. ‘Las dos orejas de Perera al toro ‘Revoltoso’ son dos orejas impresionantes. Ese fue uno de los días que más he sufrido yo, porque se las corta a un toro que está muchas horas en el cajón. Muchas veces, los toros no descansan en los corrales y la corrida es un petardo. Apúntalo bien ahí, una corrida que no descansa en los corrales está abocada al fracaso. Los que andamos con esto y lo vivimos de cerca lo sabemos. Aquel toro era muy grande, y no se movió bien de salida porque estaba acalambrado. De hecho, estuvo a punto de ser devuelto a los corrales. Pero se vino arriba por la casta, Perera lo entendió, lo dejó a su aire en los primeros tercios, y en la faena le formó un auténtico lío’.

El último torero que demandó sus toros para reivindicarse en San Isidro fue Castella, que se enfrentó a ellos las temporadas de 2015 y 2016. En esta última, el francés destacó al natural pero no acertó con los aceros. Sin embargo, el bombo, tres años después, quiso que otra máxima figura como Roca Rey se enfrentara a los ‘adolfos’. También le falló la espada al peruano, que pudo salir en hombros tras cuajar a ‘Madroñito’, el último toro de la tarde. ‘Estuvo tremendo, y también Román, que cortó una oreja del quinto toro, de nombre ‘Mentiroso’, una tarde que Escribano se jugó la vida con un toro muy encastado, que se llamó ‘Español’, que lo hirió en la faena de muleta.

El diestro de Gerena abre una selecta lista de matadores a los que Madrid ha reconocido después de haberse enfrentado a sus toros. El propio Escribano obtuvo premio en 2015 de ‘Baratero’, toro de reata célebre en esta estirpe, que vendió cara su vida y que propinó un pitonazo en el cuello al torero cuando entraba a matar. En 2018 Pepe Moral corta una oreja del bravo ‘Chaparrito’ la tarde de la alternativa de Ángel Sánchez, y este mismo año, en el penúltimo festejo isidril, es Rafaelillo quien triunfa con ‘Mentiroso’ después de una faena emocionante coronada con la mejor estocada del ciclo.
 

Con el toro de Adolfo hay que saber torear. ¿Por qué? Porque hay que esperarlo, hay que engancharlo y hay que llevarlo

 

UN TORO PARA BUENOS TOREROS

Llegados a este punto es preciso preguntar a nuestro protagonista cómo se torea un animal de su ganadería. ¿Igual o distinto al resto? Adolfo desentraña el misterio: ‘Es un toro que no te regala nada. Hay que hacerle las cosas muy bien. En definitiva, hay que saber torear. ¿Por qué? Porque hay que esperarlo, hay que engancharlo y hay que llevarlo’, detalla. ‘Hay gente que piensa que es un toro para ir a la guerra, y no es así. Es un toro para buenos toreros. Porque si no le haces las cosas bien, no le pegas uno. Y como le tropieces, le pegues un tirón o te vea, cobras’. Ahora que también ‘como te entiendas con uno, los muletazos tienen una especial dimensión. Son punto y aparte en la Tauromaquia’.   

La temporada próxima se cumplen 25 años de su debut en Madrid, un cuarto de siglo en el que han cambiado muchas cosas, en la vida y en el toreo. ¿También en su ganadería?, le interrogamos. Adolfo se sincera: ‘A mí se me achaca que mi ganadería ha perdido casta, pero al final yo siempre he intentado hacer un toro que humille y que se deje torear. Muchas veces la ganadería te lleva por donde tu no quieres ir; uno va seleccionando y a veces la cosa sale al revés o como uno no se espera. Aquí las desviaciones son de muchos años, ten en cuenta que se necesitan cinco años para ver un toro’.

Pese a las distintas opiniones que los aficionados tengan en ese aspecto, el ganadero asegura que es un aficionado ‘de toda la vida’ y que tiene ‘un criterio muy claro y muy definido’. Y, en este sentido, acepta ‘todos los comentarios’ aunque reconoce que ‘hay algunos que comparto y otros que no’. Por eso, cuando le acusan de que está ‘dulcificando la ganadería’ recuerda las cornadas que ésta ha pegado (en esta plaza a Higares, Abellán, Encabo, Liria, Escribano o El Cid, entre otros) y afirma que ‘es un animal que cuando te echa mano, te hiere’ porque ‘este toro es así, tiene esa casta ahí y cuando te coge, no te perdona’.

Por eso, por encima de opiniones y corrientes a favor y en contra, Adolfo cree que ‘lo importante es mantener la característica de una raza, tanto desde el punto de vista zootécnico como en lo referente a su comportamiento: lo que tienes que buscar son las cualidades de este tipo de toro. Si no buscas un toro que tenga temple y que humille no es el toro de Saltillo’, explica antes de añadir que ‘el toro malo te va a salir. No puedes seleccionar genio, aspereza o violencia porque eso te sale solo. Tienes que buscar las cualidades. Si una ganadería se fija en cosas así en el momento de la selección, llega un momento en el nadie se pone delante’.

Es hora de recapitular, y a modo de epílogo, nos preguntamos por el futuro. De la Tauromaquia y de la propia ganadería. Adolfo se muestra escéptico en la despedida: ‘Sinceramente no lo sé. Tenemos muchos sectores encima, que nos han atacado, tenemos que apoyarnos todos para que esto siga. Tengo un hijo que me ayuda con esto, pero la ganadería la quiero reducir, porque aunque aún me siento con fuerza, con vitalidad y con ánimo, el día que yo me vaya no puedo dejar a mi hijo este marrón... esto ha sido una pasión mía y puede abocar a que se arruine. Aquí no hay vacaciones, aquí nunca se acaba, pero es lo que he hecho desde pequeño, porque siempre me ha gustado, y al final, esa pasión es lo que te tiene enganchado. Pero esto tiene que ser viable’.