miércoles 14 de agosto del 2019
“Si tú no eres capaz de arrebatarle las orejas a un toro las puertas no se abren, ya puedes ser el torero más exquisito del mundo”
Hace un año hablábamos con Juan Ortega pero en diferentes circunstancias. Su nombre estaba en el cartel del 15 de agosto al igual que este año pero la diferencia es que por aquel entonces la afición de Madrid no lo conocía. Ese día dejó de esas tardes que muestran y descubren a un torero con personalidad, con ese algo que hay que tener para emocionar. Aquella oreja y sus dos faenas le permitieron torear en Las Ventas el Domingo de Resurrección, una tarde en San Isidro y ahora afronta con las ideas muy claras su tercer compromiso en esta plaza en 2019.
No voy a descubrir nada cuando te digo que cuando una va a Madrid se lo juega todo pero sí es verdad que llevo una ventaja con respecto al año pasado. La gente me conoce y sobre todo la gente espera algo de mí y eso es muy importante. Ahora te hablo en calidad de aficionado , no es lo mismo que tu te sientes en una plaza de toros y al torero que tengas delante le estés exigiendo algo, tengas interés por verle algo en concreto. A mí eso me motiva mucho, me predispone mucho y a mí el año pasado no me conocía nadie. Misma fecha, mismo sitio, misma responsabilidad pero diferente estado.
No, sobre todo porque a mí una de las cosas que más pena me da en la vida es la indiferencia. El torero no se debe limitar a querer pegar derechazos y naturales a un toro porque a veces las circunstancias no te lo permiten, pero el toreo es muy largo y muy rico para limitarte a eso. El torero tiene que ser capaz de saber rellenar todo aquello que le falta a la tarde, todo aquello que le falta al toro, todo aquello que no facilitan las circunstancias. A mí eso siempre me ha preocupado mucho porque me gusta ver a un torero que me llene todo, no solamente pegarle naturales de mano baja. Todo es todo, desde la forma de como vaya vestido, como coge los trastos, como le anda a los toros, la presentación de los engaños… todo esas cosas hacen que una tarde sin contenido aparente al final salgas de la plaza con buen regusto. No he visto una gran faena pero he visto algo, para mí eso es muy importante.
Lo que pasa es que es distinto lo que se habla de la realidad. Al final para que un empresario te ponga en su plaza tú le tienes que interesar. Interesar económicamente, artísticamente y en definitiva le tienes que meter gente a la plaza. Todas esas cosas te las da un triunfo y hasta que no llega hay habladurías pero la realidad es distinta. Si tú no eres capaz de arrebatarle las orejas a un toro las puertas no se abren, ya puedes ser el torero más exquisito del mundo y la realidad es esa y yo la sabía. Nunca me agobió el no verme en esos carteles.
Siempre he tenido claro los pasos a seguir pero está claro que no te quedas indiferente. Van pasando esas ferias y te gustaría estar en esos carteles pero no me obsesionaba ni me preocupaba… quizás sí que me preocupó más Sevilla porque pensé que era una plaza en la que sí podía haber entrado pero el resto lo veía muy difícil.
Sobre todo lo que he sentido es que me han respetado mucho. Madrid es una plaza impaciente que cuando no le ven al toro las condiciones aquello no termina de coger el vuelo y enseguida hay que cortar. Yo he sentido en las dos tardes, sobre todo la del Domingo de Resurrección que la gente quería y esperaba ver algo de mí y tenía ese grado de paciencia conmigo.
Nunca, he estado tentando en el campo pero nunca he lidiado nada de esta ganadería.
Gijón es una gran oportunidad porque es televisada y además es una feria importante, luego Madrid que no hace falta hablar de la importancia que tiene y cerraré agosto en Bayona que me puede abrir las puertas de Francia. Son tres oportunidades que tengo que aprovechar.
Un año después, ¿sensaciones diferentes?
No voy a descubrir nada cuando te digo que cuando una va a Madrid se lo juega todo pero sí es verdad que llevo una ventaja con respecto al año pasado. La gente me conoce y sobre todo la gente espera algo de mí y eso es muy importante. Ahora te hablo en calidad de aficionado , no es lo mismo que tu te sientes en una plaza de toros y al torero que tengas delante le estés exigiendo algo, tengas interés por verle algo en concreto. A mí eso me motiva mucho, me predispone mucho y a mí el año pasado no me conocía nadie. Misma fecha, mismo sitio, misma responsabilidad pero diferente estado.
No tuviste opciones en San Isidro, sí dejaste detalles en la tarde del Domingo de Resurrección y ahora tercera tarde en Madrid. ¿Lo hubieras pensado hace un año en estos momentos previos?
No, sobre todo porque a mí una de las cosas que más pena me da en la vida es la indiferencia. El torero no se debe limitar a querer pegar derechazos y naturales a un toro porque a veces las circunstancias no te lo permiten, pero el toreo es muy largo y muy rico para limitarte a eso. El torero tiene que ser capaz de saber rellenar todo aquello que le falta a la tarde, todo aquello que le falta al toro, todo aquello que no facilitan las circunstancias. A mí eso siempre me ha preocupado mucho porque me gusta ver a un torero que me llene todo, no solamente pegarle naturales de mano baja. Todo es todo, desde la forma de como vaya vestido, como coge los trastos, como le anda a los toros, la presentación de los engaños… todo esas cosas hacen que una tarde sin contenido aparente al final salgas de la plaza con buen regusto. No he visto una gran faena pero he visto algo, para mí eso es muy importante.
No sé si eres de los que ve el vaso medio lleno o medio vacío. Tu nombre sonó para Fallas, para Sevilla y al final nada. ¿Esperabas más de este 2019 a principio de temporada?
Lo que pasa es que es distinto lo que se habla de la realidad. Al final para que un empresario te ponga en su plaza tú le tienes que interesar. Interesar económicamente, artísticamente y en definitiva le tienes que meter gente a la plaza. Todas esas cosas te las da un triunfo y hasta que no llega hay habladurías pero la realidad es distinta. Si tú no eres capaz de arrebatarle las orejas a un toro las puertas no se abren, ya puedes ser el torero más exquisito del mundo y la realidad es esa y yo la sabía. Nunca me agobió el no verme en esos carteles.
Pero será difícil ser ajeno a todo eso.
Siempre he tenido claro los pasos a seguir pero está claro que no te quedas indiferente. Van pasando esas ferias y te gustaría estar en esos carteles pero no me obsesionaba ni me preocupaba… quizás sí que me preocupó más Sevilla porque pensé que era una plaza en la que sí podía haber entrado pero el resto lo veía muy difícil.
¿Cómo has notado y sentido a la afición de Madrid estas dos tardes de este año tras el buen toreo que dejaste el pasado año?
Sobre todo lo que he sentido es que me han respetado mucho. Madrid es una plaza impaciente que cuando no le ven al toro las condiciones aquello no termina de coger el vuelo y enseguida hay que cortar. Yo he sentido en las dos tardes, sobre todo la del Domingo de Resurrección que la gente quería y esperaba ver algo de mí y tenía ese grado de paciencia conmigo.
¿Has lidiado algo de Martín Lorca?
Nunca, he estado tentando en el campo pero nunca he lidiado nada de esta ganadería.
Y un día antes toreas en Gijón y cierras agosto en Bayona.
Gijón es una gran oportunidad porque es televisada y además es una feria importante, luego Madrid que no hace falta hablar de la importancia que tiene y cerraré agosto en Bayona que me puede abrir las puertas de Francia. Son tres oportunidades que tengo que aprovechar.