Pablo Mayoral
Divisa
Propietario
Hermanos Mayoral Figueroa CB.
Representante
Doña Mara Mayoral Figueroa.
Señal
Horquilla en ambas.
Fincas
Moheda del Alcornocal, Serrejón (Cáceres).
Procedencia
Santa Coloma (Buendía).
Antigüedad
Antecedentes
La ganadería de Pablo Mayoral ingresó en la Asociación de Ganaderías de Lidia al constituirse en 1955 con un lote de cien reproductoras de doña Francisca Sancho, viuda de Arribas, procedentes de Vicente Martínez. En 1962 se añadió la mitad de la ganadería de Alberto González Carrasco, procedente del Duque de Veragua y en 1964 se añadió un lote de 40 vacas procedentes del Duque de Tovar y de María Dolores de Juana, así como un semental de este último hierro, procedentes del Conde de Santa Coloma.
Encaste
ENCASTE SANTA COLOMA Esta sangre de bravo fue formada en 1905 por el Conde de Santa Coloma a partir de dos sangres de Vistahermosa, la de Saltillo y la de Ibarra. La ganadería de Saltillo, que pasaría en 1918 a Félix Moreno Ardanuy, es origen de de la mayoría de vacadas mexicanas y de otras como la de Albaserrada, en la que predominó esta sangre sobre la ibarreña. La ganadería de Ibarra se vendió en dos lotes, uno fue a manos de Fernando Parladé y otro, en 1904, a Manuel Fernández Peña, a quien, un año después, compró el Conde de Santa Coloma. Con clara influencia predominante de esta sangre nacieron ganaderías como las de Coquilla (1916) y la de Graciliano Pérez-Tabernero (1924) El Conde de Santa Coloma llevó las dos sangres por separado y, al tiempo, mantuvo una línea en la que se cruzaron ambas procedencias. Mientras los toros de origen Ibarra, con mayoría de pelos negros, son más hondos, con más morrillo y más suaves en las embestidas, los de Saltillo son de pelos cárdenos, degollados de papada, más finos de cabos y más temperamentales en las embestidas. La mezcla de ambas sangres dio origen a uno de los grandes encastes del siglo veinte que fue depurado por la familia Buendía, al comprar en 1932 toda la vacada de Santa Coloma y el hierro original. Las características específicas del ejemplar de Santa Coloma, en su derivación Buendía, hacen muy difícil su presencia en corridas de toros para plazas de primera si se quiere mantener el tipo original del encaste. No fue este el caso durante muy buena parte del siglo anterior, cuando los santacolomas eran pieza imprescindible de los grandes triunfos, como los conseguidos por Pepe Luis Vázquez, Luis Miguel Dominguín, José María Manzanares o Paquirri. Pero, probablemente, fue Paco Camino la figura del toreo que mayor predilección demostró por este encaste. Taurodelta