PALLARÉS
Divisa
Propietario
José Benítez-Cubero Pallarés
Representante
-
Señal
Punta rasgada en ambas
Fincas
'Los Ojuelos', Marchena (Sevilla); 'El Arroyo de las Rozas', 'Dehesa El Roble', Morón de la Frontera (Sevilla)
Procedencia
D. José Benítez Cubero - Quintanilla.
Antigüedad
29/06/1962
Antecedentes
Procede del lote que le correspondió en 1948 a doña María Gallardo Santos por división de la de su padre don Ramón Gallardo González. En 1949 fue adquirida por los señores Quintanilla Vázquez, que en 1950 adquirieron de don Joaquín Buendía un lote de vacas y un semental, así como otro lote de hembras de don Luis Ramos Paul, además de una punta de vacas de don Romualdo Arias de Reina. En 1960 fue adquirida por doña María Pallarés Redondo, que varió el hierro y la aumentó con reses de la de su marido don José Benítez Cubero. En 1980 se anunció esta ganadería a nombre de don José Benítez-Cubero Pallarés y en 1985 a nombre de Hermanos Benítez-Cubero Buendía y a partir de 1995 pasa a anunciarse “Pallarés”.
Encaste
Fue formado en 1905 por el Conde de Santa Coloma a partir de dos sangres de Vistahermosa, la de Saltillo y la de Ibarra.
La ganadería de Saltillo, que pasaría en 1918 a don Félix Moreno Ardanuy, es origen de la mayoría de vacadas mexicanas y de otras como la de Albaserrada, en la que predominó esta sangre sobre la ibarreña. La ganadería de Ibarra se vendió en dos lotes, uno fue a manos de don Fernando Parladé y otro a Manuel Fernández Peña, a quien, un año después, compró el Conde de Santa Coloma. Con esta sangre nacieron ganaderías como las de Coquilla (1916) y la de Graciliano Pérez-Tabernero (1924).
El Conde de Santa Coloma llevó las dos sangres por separado y, al tiempo, mantuvo una línea en la que se cruzaron ambas procedencias. Mientras los toros de origen Ibarra, con mayoría de pelos negros, son más hondos, con más morrillo y más suaves en las embestidas, los de Saltillo son de pelos cárdenos, degollados de papada, más finos de cabos y más temperamentales. La mezcla de ambas sangres dio origen a uno de los grandes encastes del siglo veinte, que fue depurado por la familia Buendía al comprar en 1932 toda la vacada de Santa Coloma y el hierro original.
Las características de este tipo de ejemplares, en su derivación Buendía, hacen muy difícil su presencia en corridas de toros para plazas de primera si se quiere mantener el tipo original. Durante el siglo pasado, los “santacolomas” fueron pieza importante de los grandes triunfos, como los conseguidos por Pepe Luis Vázquez, Luis Miguel Dominguín, José María Manzanares o “Paquirri”.