Zalduendo
Divisa
Propietario
Zalduendo S.L.U.
Representante
-
Señal
Punta de lanza en ambas
Fincas
‘Zalduendo’ Cáceres (Extremadura)
Procedencia
Jandilla
Antigüedad
14/07/1817
Antecedentes
Fue formada con reses navarras por don Joaquín Zalduendo a finales del siglo XVIII, pasando en sucesivas herencias a hijos, nietos y biznietos, hasta que en 1939 fue vendida a don Martín Amigot Serna, conservando el hierro, la antigüedad y divisa originales. En 1946 se hizo cargo de la ganadería su hijo, don Javier Amigot Sánchez. En 1965 fue adquirida por la Sociedad Anónima “Villaralto”. En 1987 es vendida a don Fernando Domecq Solís que, conservando hierro, señal y divisa, elimina todas las reses y la forma con la parte que le correspondió de la ganadería de “Jandilla”. En 2014 vende la ganadería y es adquirida por Zalduendo S.L.U.
Encaste
El fundador de esta estirpe de ganaderos, Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio, compró a principios de 1930 la ganadería del Duque de Veragua a Manuel Martín Alonso, quien se había hecho con el hierro ducal dos años antes. Juan Pedro hizo caso de las recomendaciones que le dio el también ganadero Ramón Mora Figueroa y entre 1930 y 1931 adquirió al Conde de la Corte cuatro sementales, Llorón, Carabello, Chucero y Bodeguero, así como dos puntas de vacas. Tras el fallecimiento del fundador, en 1937, se encargó de la ganadería su hijo, Juan Pedro Domecq y Díez, quien añadió reses de Mora Figueroa, con sangre Conde de la Corte y García Pedrajas, ambas de origen Parladé. Todos los especialistas consideran que el señor Domecq Díez consiguió crear un encaste propio, depurando y mejorando el concepto de bravura. Los toros de este encaste suelen ser bajos de agujas, finos de piel y de proporciones armoniosas. Las encornaduras tienen un desarrollo medio, pudiendo crecer en forma de gancho o gatillo (engatillados). El cuello es largo y descolgado, el morrillo bien desarrollado y no tanto la papada. Los pelos predominantes son negros, colorados, castaños y tostados. Pueden aparecer los jaboneros y ensabanados por la influencia de la casta vazqueña. En cuanto al comportamiento, este encaste conserva la cualidad de ir a más. Se arranca pronto y lo hace galopando, con alegría y fijeza en los trastos de torear.