El palco le cierra la Puerta Grande a un grandioso Antonio Ferrera
domingo 21 de mayo del 2017 - Reseña
20.159 personas que no estaban viendo el fútbol sino en la plaza de toros de Las Ventas pidieron con fuerza las dos orejas del quinto de Las Ramblas para Antonio Ferrera. Con un toro medio hizo una faena grandiosa, de pura maestría y para el disfrute de todos los aficionados. El presidente le concedió la primera oreja pero no quiso otorgarle el segundo trofeo que lo habría sacado a hombros.
Comenzó la faena a Traslúcido andando hacia los medios sin levantar la vista del albero, recordando a inicios de antaño, con suma torería y naturalidad. Continuó al natural a media altura sin exigir al animal que nunca humilló y pasó a su aire sin emplearse. Le puso mucha delicadeza a cada muletazo en un dominio absoluto, también con la derecha después. Larguísimos fueron los últimos naturales en los que redujo la distancia. El final por alto y por abajo antes de montar la espada. Una estocada entera y la certeza de haber templado y puesto cabeza para cimentar una grandiosa labor en la que tuvo en cuenta los terrenos y las distancias, entendiendo a la perfección al toro, y creando una obra merecedora de las dos orejas que el palco le denegó. Paseó una y el publico abroncó al palco tras la vuelta al ruedo del torero.
Con cinco largas cambiadas de rodillas, rematadas con una revolera en los medios saludó Juan José Padilla al cuarto de la tarde. Por chicuelinas lo llevó al caballo en el que se empleó sin clase. De rodillas también en el inicio con la muleta por alto, pero el toro se rajó marcando la mansedumbre de los primeros tercios. Tras la estocada entera y el golpe de descabello saludó una ovación. Otra ovación saludó Manuel Escribano en el sexto al que recibió a porta gayola. En banderillas puso al público en pie con el par de calafia y hubo un inicio explosivo con un cambiado por la espalda con la muleta. En la siguiente tanda por el derecho le exigió al toro por abajo y aunque respondió en esa serie luego ya se vino a menos. Los últimos derechazos en cercanías dejó a buen nivel una labor que se estropeó con el metisaca final.
Con el segundo castaño y descarado Antonio Ferrera firmó verónicas para destacar y dos medias en los medios. Un torero inicio y de nuevo la suavidad y la naturalidad en los derechazos como requisito indispensable para torear. No aguanto mucho más el toro y comenzó a quedarse corto y defenderse pero hubo una tanda posterior de uno en uno al natural en la que dejó ver el gran momento en el que se encuentra este torero. La estocada quedó caída.
En los tres primeros, los tres toreros banderilleros compartieron el segundo tercio. El primer toro, enmorrillado y bajo, bien hecho, fue protestado de salida, pese a la disposición de Padilla, poco pudo hacer. El tercero no quiso caballo y Escribano se marcó un par al quiebro al violín. Llegó muy apagado a la muleta y mató de estocada entera tendida.
Comenzó la faena a Traslúcido andando hacia los medios sin levantar la vista del albero, recordando a inicios de antaño, con suma torería y naturalidad. Continuó al natural a media altura sin exigir al animal que nunca humilló y pasó a su aire sin emplearse. Le puso mucha delicadeza a cada muletazo en un dominio absoluto, también con la derecha después. Larguísimos fueron los últimos naturales en los que redujo la distancia. El final por alto y por abajo antes de montar la espada. Una estocada entera y la certeza de haber templado y puesto cabeza para cimentar una grandiosa labor en la que tuvo en cuenta los terrenos y las distancias, entendiendo a la perfección al toro, y creando una obra merecedora de las dos orejas que el palco le denegó. Paseó una y el publico abroncó al palco tras la vuelta al ruedo del torero.
Con cinco largas cambiadas de rodillas, rematadas con una revolera en los medios saludó Juan José Padilla al cuarto de la tarde. Por chicuelinas lo llevó al caballo en el que se empleó sin clase. De rodillas también en el inicio con la muleta por alto, pero el toro se rajó marcando la mansedumbre de los primeros tercios. Tras la estocada entera y el golpe de descabello saludó una ovación. Otra ovación saludó Manuel Escribano en el sexto al que recibió a porta gayola. En banderillas puso al público en pie con el par de calafia y hubo un inicio explosivo con un cambiado por la espalda con la muleta. En la siguiente tanda por el derecho le exigió al toro por abajo y aunque respondió en esa serie luego ya se vino a menos. Los últimos derechazos en cercanías dejó a buen nivel una labor que se estropeó con el metisaca final.
Con el segundo castaño y descarado Antonio Ferrera firmó verónicas para destacar y dos medias en los medios. Un torero inicio y de nuevo la suavidad y la naturalidad en los derechazos como requisito indispensable para torear. No aguanto mucho más el toro y comenzó a quedarse corto y defenderse pero hubo una tanda posterior de uno en uno al natural en la que dejó ver el gran momento en el que se encuentra este torero. La estocada quedó caída.
En los tres primeros, los tres toreros banderilleros compartieron el segundo tercio. El primer toro, enmorrillado y bajo, bien hecho, fue protestado de salida, pese a la disposición de Padilla, poco pudo hacer. El tercero no quiso caballo y Escribano se marcó un par al quiebro al violín. Llegó muy apagado a la muleta y mató de estocada entera tendida.
Cuadrillas
Asistencia: 20.159 espectadores