Saludos de la terna ante una exigente novillada de Saltillo
domingo 25 de agosto del 2019 - Reseña
Alberto Pozo basó la faena al primero de la tarde por el pitón derecho. Tuvo un contrincante que embestía a media altura. Lo intentó también por el izquierdo donde el novillo desarrolló más peligro. No tuvo opciones con el que hacía cuarto, un ejemplar parado en la muleta. Abrevió sin suerte con la espada.
El onubense Alejandro Conquero desarrolló con el primero de su lote una faena corta pero contundente. Entendió desde el principio a un novillo con calidad al que instrumentó una medida faena en la que los mejores pasajes llegaron por la izquierda. Emborronó la faena con la espada, tras dejar media estocada se le complico el verduguillo. No terminó de entenderse con el complicado quinto. Le obligó por bajo y enseguida se fue a por la espada, sin suerte con ella.
Francisco Montero que debutaba en esta plaza se topó en primer lugar con un novillo que embestía sin clase y derrotando, destacaron algunos naturales en el final de la faena. Al entrar a matar fue prendido de manera fea por el pecho, sin consecuencias aparentes. Su buena actitud continuó con el que cerraba plaza al que recibió a portagayola de una manera inusual. Intercambió el capote de brega por el de paseo para después pasaportarle una larga cambiada y verónicas de gran gusto. Con la muleta se mostró dispuesto ante novillo venido a menos.
El onubense Alejandro Conquero desarrolló con el primero de su lote una faena corta pero contundente. Entendió desde el principio a un novillo con calidad al que instrumentó una medida faena en la que los mejores pasajes llegaron por la izquierda. Emborronó la faena con la espada, tras dejar media estocada se le complico el verduguillo. No terminó de entenderse con el complicado quinto. Le obligó por bajo y enseguida se fue a por la espada, sin suerte con ella.
Francisco Montero que debutaba en esta plaza se topó en primer lugar con un novillo que embestía sin clase y derrotando, destacaron algunos naturales en el final de la faena. Al entrar a matar fue prendido de manera fea por el pecho, sin consecuencias aparentes. Su buena actitud continuó con el que cerraba plaza al que recibió a portagayola de una manera inusual. Intercambió el capote de brega por el de paseo para después pasaportarle una larga cambiada y verónicas de gran gusto. Con la muleta se mostró dispuesto ante novillo venido a menos.
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